¡Bebés al suelo! 

¿Cómo aprende a moverse el bebé?

Emmi Pikler y el movimiento libre

Con la colaboración de Laura Estremera 


¿Quién es Laura Estremera?

Laura es madre, maestra, educadora y psicomotricista con formación en pedagogía Pikler: cuidados respetuosos.

Es autora del libro de descarga gratuita CRIANDO (link para descargar) y del libro SER NIÑOS ACOMPAÑADOS (de venta en Amazon). En ambos libros describe con gran precisión la teoría del movimiento libre.

En sus redes sociales publica mucha información interesante sobre movimiento libre y apego (Web, Facebook, Instagram)

 

Emmi Pikler y su pedagogía

Emmi Pikler (1902-1984) fue una pediatra húngara que dirigió el orfanato Loczy de Budapest.  

Desarrolló un sistema pedagógico para evitar que los niños internados sufriesen el síndrome del hospitalismo. Algunos niños criados en instituciones presentaban en su desarrollo dificultades en sus competencias afectivas, relacionales y de psicomotricidad y la pediatra Pikler quería evitar que esto ocurriera.

Su pedagogía se basa en dos pilares: 

  • La importancia del apego y de la creación de vínculos afectivos estables de los niños con los cuidadores
  • La no intervención de los cuidadores en el desarrollo psicomotor de los niños, para fomentar su autonomía, competencia y confianza en sus capacidades. Pikler era contraria a cualquier tipo de intervención de los adultos en el desarrollo psicomotriz de los niños. A los niños se les coloca siempre tumbados boca arriba y ellos son los que deciden qué movimientos son capaces de hacer. El niño explora su cuerpo, explora sus capacidades y desarrolla sus habilidades motoras como él quiere, cuando él quiere. El cuidador no debe colocar al bebé en ninguna posición a la que no sepa llegar por sí mismo. El niño guía su proceso, su ritmo, sus pasos. El adulto solo acompaña, observa sin intervenir. 

 

Entrevista con Laura Estremera

¿En qué consiste el movimiento libre? 

Podríamos definir el movimiento libre, de una forma sencilla, como respetar el desarrollo motor del bebé confiando en que éste está preparado por naturaleza para ir descubriendo las diferentes posturas que el ser humano debe ir adquiriendo, con los apoyos adecuados y las diferentes formas de desplazamiento. 

Para ello, en contra de lo que tradicionalmente suele creerse, el bebé no necesita que el adulto "le ayude", le enseñe o lo coloque en posturas que no es capaz de alcanzar por sí mismo.

Tampoco son necesarios aparatos que hacen que el bebé adquiera posturas (asientos, taca taca). Todo lo contrario, su uso puede dificultar este desarrollo para el que biológicamente está preparado.


¿Por qué es importante el movimiento libre en el desarrollo motor del niño?

En el ser humano nada ocurre por azar. 

Las experiencias tempranas tendrán repercusión en cómo descubre su cuerpo, la conciencia sobre sí mismo, su sentimiento de competencia, autoestima, incluso en la construcción de futuros aprendizajes escolares. 


¿Desde qué edad se realiza el movimiento libre?

El bebé humano nace sin desarrollar, de ahí la importancia de lo que se conoce como exterogestación. Esto es que durante los primeros meses de vida extrauterina el bebé debería vivir en unas condiciones lo más similares posibles a las que vivía dentro del útero: contacto, tacto, alimentación a demanda, temperatura constante... Estamos hablando de un continuo en su acompañamiento, ofreciendo en cada momento lo que el bebé necesita. Los bebés necesitan contacto, sentirse seguros. El porteo ergonómico nos puede ayudar en estas circunstancias (los bebés no se mal acostumbran a los brazos, los necesitan).

En la medida que el bebé se siente contenido, seguro, su entorno es predecible, los adultos que lo acompañan leen sus necesidades (no sólo las fisiológicas, también las emocionales), el bebé va sintiéndose seguro para ir conociendo su cuerpo, sus posibilidades.. Podemos ir favoreciendo pequeños momentos en los que el bebé vaya descubriendo las posibilidades de su cuerpo, desde nuestra presencia, sentados junto a ellos, observando. Y aunque dependerá de cada bebé, después de los 3 meses de vida, éste, tumbado boca arriba, comenzará a llevarse ambas manos a la boca, a mover sus piernas a voluntad...


¿Cómo es la secuencia de adquisición de los hitos motores en los niños en los que se permite el movimiento libre?

1. Boca arriba.

El bebé colocado boca arriba comenzará a conocer en primer lugar su propio cuerpo, chuparse las manos, observarlas ante sus ojos, levantar las piernas, flexionarlas...

Bebé boca arriba reconociendo y jugando con sus pies
Foto: Laura Estremera

2. Volteo

Una vez descubre su propio cuerpo, comenzará a interesarse por los objetos del exterior, materiales o juguetes que estén a su alcance, en el suelo.

Desde boca arriba se empieza a interesar por los objetos de alrededor e inicia el volteo de boca arriba a boca abajo,
Foto: libro Ser niños acompañados de Laura Estremera

Su desarrollo que va evolucionando junto a este deseo por descubrir los objetos, le llevan al volteo, es decir, a cambiar la postura de boca arriba a boca abajo.

Bebé realiza el volteo por el deseo de descubrir los objetos

3. El arrastre y el reptado

Una vez boca abajo, aparece el reptado, en el que el bebé comienza a desplazarse por el espacio con el cuerpo apoyado en el suelo. Primero suele arrastrarse (hacen fuerza desde los brazos y empujan el resto del cuerpo), reptan en forma circular sobre su ombligo (como si fuera un reloj) y más adelante suelen reptar. La diferencia entre arrastrarse y reptar implica un cambio a nivel cerebral. El reptado implica utilizar un patrón cruzado o contralateral, es decir avanza el brazo junto a la pierna contraria, eso significa que hay conexión entre los dos hemisferios. 



Arrastre y reptado
 

4. Gateo y sedestación

Poco a poco, las posturas y desplazamientos van adquiriendo mayor complejidad, por lo tanto mayor equilibrio y menor superficie de apoyo entre el bebé y el suelo. Así, el bebé comienza a adquirir la postura de gateo y casi al mismo tiempo, comienza a sentarse por sí mismo (no es adecuado sentarlos antes de que descubran esta postura).

El bebé aprende a sentarse más o menos a la par que a gatear  

Sedestación oblicua: aprende a sentarse apoyado con su costado

 ¿Cuándo se sentará un bebé? Aproximadamente, unos antes y otros después, el bebé suele aprender a sentarse por sí mismo sobre los 9 meses o 10 meses, no a los 6 como se cree popularmente.. Aprende a sentarse desde la postura boca abajo o apoyado con su costado, de lateral. Para ello, tiene que tener oportunidades de estar en el suelo tumbado boca arriba para conocer su cuerpo, sus posibilidades, las diferentes posturas y desplazamientos. No hace falta "enseñarles". No hace falta colocarlos sentados para que aprendan porque, no solo no sirve para que aprendan, sino que dificulta y perjudica su desarrollo. Si el bebé no sabe sentarse por sí mismo, significa que su cuerpo (su espalda, su pelvis...) todavía no está preparado para ello y que, por lo tanto, no debemos colocarlo en esa postura. No es lo mismo "sentarse" que "sentarlo". Cuando un bebé se sienta por sí mismo, lo hace con la espalda recta, se apoya en los isquiones, sus manos están libres para poder coger objetos y puede abandonar esta posición cuando lo necesita.

           No es lo  mismo "sentarse" (imagen de abajo) que "sentarlo" (imagen de arriba)                        Dibujo: Laura Estremera
  

5. Bipedestación

Se desplazan gateando y más adelante se colocan de rodillas y se colocan de pie. 

Posturas cada vez más complejas y con menos apoyos que el bebé adquiere cuando se mueve en libertad y el adulto no interviene


La posición de caballero: una posición de transición entre la postura de gateo y ponerse de pie


6. Caminar

Desde que un bebé se pone de pie hasta que comienza a caminar por sí mismo, pueden pasar varios meses, de hecho, antes de andar hacia adelante, caminan agarrados a muebles avanzando de lado. Es un paso importante en su desarrollo que no debemos ignorar. 

Caminan agarrados a muebles avanzando de lado

Es habitual que aunque un bebé camine continúe recurriendo al gateo en determinadas ocasiones. El desarrollo motor es como una escalera, en la que los nuevos hitos se apoyan en los anteriores, y una vez adquiridos los previos no se olvidan; permaneciendo en el repertorio de posturas, apoyos y desplazamientos de la persona.


Es habitual que aunque un bebé camine continúe recurriendo al gateo

 

7. Posturas intermedias, de transición:

Cuando ofrecemos la oportunidad a los bebés de ir descubriendo los diferentes apoyos corporales, posturas y desplazamientos, observamos que las posturas (como el gateo, sentarse, ponerse de pie...) no aparecen de repente en el desarrollo, sino que unas son los cimientos y las que dan paso a las otras, enlazadas a través de lo que se conoce como posturas intermedias

  • el bebé tumbado de lado como postura intermedia entre boca arriba y el volteo, 
  • la sedestación oblicua como transición para que el bebé pueda sentarse por sí mismo, 
  • la posición del caballero: arrodillarse para enlazar la postura de gateo con la de ponerse de pie, 
  • las cuclillas previo y durante la marcha autónoma.... 

Posturas intermedias que les sirven para ir conquistando por sí mismos las siguientes posturas, para probar sus apoyos, el equilibrio necesario, ajustar su tono a la acción... 

Posturas intermedias que no suelen observarse cuando los niños y niñas son colocados directamente por los adultos. 

 Respetemos su proceso, tengamos paciencia, confiemos.

 

¿Cómo debe ser el ambiente (objetos, espacio, juguetes...) para favorecer el movimiento libre del bebé?

El suelo diáfano, aislado en cuanto al frío por alguna alfombra o similar, preferiblemente neutra (evitando la sobre estimulación de texturas, colores, sonidos...) sin objetos ni juguetes colgando sobre el bebé. 

El primer juguete del bebé es el cuerpo, el cuerpo del adulto de referencia y el cuerpo del propio bebé. Comienza descubriendo sus propias manos, sus pies, que observa y se lleva a la boca.

El primer juguete, su cuerpo

Más adelante, comienza a interesarse por los objetos del exterior, de uno en uno, los capta con la mirada, los coge, los manipula y se los lleva a la boca, así explora su sabor, textura, temperamento, peso, olor... y lo hace con gran atención. 

Es su forma de descubrir el mundo. 

Para ello, necesita estar tumbado en el suelo y poder elegir y alcanzar por sí mismo los objetos interesantes a su alrededor. 

Le podemos ofrecer objetos cotidianos (siempre teniendo en cuenta que sean seguros para los bebés, que no sean tóxicos, no se desprendan piezas...) que sean ligeros, manejables y le aporten diferente información sensorial: pequeñas flaneras de metal, pañuelos de tela, anillas de madera... objetos simples, a su alcance.


¿Cómo debe vestir el bebé (ropa, zapatos...) para favorecer el movimiento libre?

La ropa debe de permitir el movimiento del bebé, que éste se sienta cómodo, pueda voltear, reptar, agacharse... y que la ropa no sea una dificultad añadida. Evitar capuchas, algunos tejidos como vaqueros, vestidos que dificultan en la etapa del gateo...

Los pies de los bebés no necesitan zapatos. El zapato es un elemento para cuando andamos por la calle no clavarnos algo y hacernos daño, por lo que, hasta que un niño o niña no camine por la calle, no serán necesarios y, si camina por casa o un entorno seguro, tampoco los necesita. Los apoyos de los pies son mucho más adecuados cuando se realizan con los pies descalzos. Los bebés tiene más terminaciones sensoriales en los pies que en las manos a la hora de descubrir el entorno.

Los apoyos son más adecuados con los pies descalzos.
"Es fascinante observar todo el trabajo que hacen sus pies, sus dedos, cómo los apoya... Observar ese dedo gordo del pie cuando tiene libertad de movimiento."


¿Cómo debe acompañar el adulto? ¿Cuál es el rol del adulto para favorecer el movimiento libre? ¿Qué actitudes pueden perjudicar el movimiento libre?

El adulto debe de acompañar observando al bebé, estando presente

Sentado junto al bebé, observando. Los bebés necesitan sentirse mirados, ser tocados, contacto.... 

Dejarlos en el suelo no significa "lo dejo y me voy"; significa estar con el bebé, observarle, hablarle, tocarle... 

¡Lo que se aprende de un peque "sólo" mirándole!

El tiempo: ¿durante cuánto tiempo? El que resulte placentero para el peque. Cuando se cansa, lo cogemos

El adulto presente, sentado al lado del bebé, observando.
Foto: Laura Estremera

El adulto no debe colocarlo en posturas que el bebé no es capaz de alcanzar por sí mismo, ni en aparatos (hamacas, saltadores, asientos, taca taca...), ni "ayudarle" a adquirir las posturas. 

Hay ciertos aparatos y ciertas prácticas que, aunque estén muy extendidas y normalizadas, no favorecen el desarrollo motor natural.

Hoy en día tenemos mucha información y se han llevado a cabo muchas investigaciones que nos llevan a saber que no hacen falta aparatos para que los niños aprendan a andar, a sentarse... de hecho tampoco necesitan a un adulto que le enseñe. 

Cuando un adulto "cree" ayudar a un bebé poniéndolo sentado, cogiéndolo de las manitas para "hacerle andar", llevándolo en un arnés en el que el niño va colgado de sus genitales, en un asiento que le hace estar sentado o lo coloca en un “tacatá” para que se divierta, lo que en verdad está haciendo es interferir en su desarrollo, crearle dificultades que antes no tenía, ponerle barreras a un camino que el niño está PREPARADO para recorrer, a un camino que NO hay que enseñarle porque su propia naturaleza y su capacidad de aprender, de curiosidad le va a ir llevando a alcanzar esos hitos (excepto si hay una razón que se lo impida y en ese caso deberá ser evaluado y si es necesario tratado por un especialista).  



Con esas prácticas y aparatos, por un lado forzamos un cuerpo en desarrollo que todavía no está preparado a nivel físico para soportar ese peso, esa postura y los apoyos que adoptan no son los mismos que descubriría por sí mismo... y por otro, generamos inconscientemente que se salten etapas, es decir, que ciertos hitos para los que el bebé está preparado, como puede ser el gateo, no aparezca. 

Y a nivel emocional ¿qué mensaje recibe este bebé sobre lo que se espera de él? ¿cómo construye su autoconcepto?, ¿su autoconfianza?

Esas prácticas que tenemos tan normalizadas dificultan un maravilloso camino que el niño es capaz de construir por sí mismo y es precisamente el niño el que debe de llevar el control.

Querer correr, querer acelerar etapas, querer “saltarnos escalones” de ese proceso va a repercutir en el futuro ya que unos aprendizajes se apoyan en los siguientes y así sucesivamente.

 El bebé humano está preparado para descubrir las diferentes posturas y desplazamientos, pero tenemos que confiar en él, ofrecerle las oportunidades y el tiempo para hacerlo, tener paciencia y acompañarle.

¿Qué más nos da que se sienten un mes antes o un mes más tarde?, ¿qué más da que comience a caminar a los 11 meses o a los 13?, ¿acaso es una competición? 

No hagas que se salten etapas porque antes no es mejor. 

Imagen: Laura Estremera

Y para los paseos por la calle ¿cómo favorecer el movimiento libre y el respeto al desarrollo motor del niño?

El bebé nace inmaduro y necesita completar su maduración fuera del útero. Se habla de exterogestación. El porteo ergonómico permite crear unas condiciones similares al ambiente intrauterino.

En nuestra sociedad, aunque el porteo comienza a ser más visible, todavía es mucho menos utilizado que el carro. 

Generalmente en una primera etapa se utiliza el capazo que permite que el bebé esté tumbado sobre una superficie estable y poquito a poco pueda mover sus manos y observarlas, tocarse los pies... y aunque sería preferible que fuera en brazos, sabemos que no siempre es posible, y el capazo al menos no inmoviliza al bebé. Al no estar atado, favorece el desarrollo de su musculatura abdominal y de su espalda. 

Pero los bebés necesitan tacto, contacto, mirada, presencia adulta... así que metidos en un capazo suelen quejarse, incluso llorar. 

Y aquí viene cuando solemos interpretar mal la necesidad de los bebés y creemos que lo que quiere es "ver", que en el capazo "se aburre" o que lo que quiere es "estar sentado". 

Y por estas razones se comienza a usar la sillita y el huevito para pasear, sin ser conscientes que los colocamos en posturas para las que no están preparados. Además los inmovilizamos con los arneses y comienzan a moverse en la única dirección disponible y que le permiten los tirantes: hacia adelante. Pero ya sabemos que ningún bebé aprende a sentarse haciendo fuerza abdominal hacia adelante. 

Esto no quiere decir que no tengamos que utilizar sistemas de retención para vehículos. Tenemos que utilizarlos en el lugar donde son necesarios que es el coche y cuanto más tiempo a contramarcha, mejor (hay sillas que pueden utilizarse más allá de los 4 años), pero para pasear y desplazarnos, debemos tener en cuenta el desarrollo de nuestros bebés para no adelantar acontecimientos que no van a beneficiarles.


Si una familia se ha dado cuenta que ha intervenido en el desarrollo motor del niño y no ha permitido el movimiento libre ¿se puede hacer algo o ya es tarde?

Tomar conciencia, ya es un punto importante. 

Lo ideal es actuar desde la prevención, es decir, contar con la información suficiente para poder ir acompañando a los bebés en su desarrollo. 

Siempre podemos "volver atrás" y partir desde el momento evolutivo en el que se encuentra nuestro bebé, esto es, si yo lo coloco tumbado boca arriba ¿qué hace por sí mismo?  

Y desde ahí, con cariño, nuestra presencia, paciencia... ir acompañando cada nueva conquista. 


¡¡Muchas gracias por tu tiempo y esta magnífica entrevista, Laura!!

 

Si quieres profundizar en este tema junto a otros, puedes hacerlo siguiendo a Laura Estremera en sus redes sociales (Instagram, Facebook, Web) y en su libro Ser Niños Acompañados (de venta en Amazon).


También muy interesante el libro de Emmi Pikler, Moverse en Libertad. Desarrollo de la motricidad global.



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