ESCUELA DE PADRES ON LINE.
Educar con corazón y con cerebro, utilizando la Inteligencia emocional, mindfulness y neurociencia


¡Siempre magnífica Mafalda!
"¿Qué inquilino?" "Ese que uno tiene adentro"

¿A qué inquilino se refiere Mafalda?
Se refiere a nuestra voz interior, a nuestro autodiálogo. 
Nos pasamos el día hablando con nosotros mismos. Casi el 80% de la comunicación que tenemos a lo largo del día, no se produce con el otro, sino con nosotros mismos.

¿Y cómo nos hablamos? ¿Cómo nos tratamos a nosotros mismos? ¿Cuál es nuestro autodiálogo predominante?
Hacernos concientes de cómo nos hablamos, de cómo nos tratamos, de qué tipo de palabras usamos para hablarnos, es un paso básico en el camino del autoconocimiento. Así cómo nos hablamos, así es cómo nos sentimos y así es como actuamos. Y, más aún, así es cómo hablamos a los demás (a nuestros hijos, amigos, padres...).
¿Cuál es tu autodiálogo? ¿Qué te dices cuando te equivocas, cuando te sientes inadecuado, cuando alguien te critica, cuando tu hijo no te hace caso....? ¿Cómo valoras tus errores? "¡otra vez! parezco tonto", "no sirvo para esto", "¿qué puedo aprender de esto", "¡ya me queda una vez menos para equivocarme! ¡Estoy mas cerca de conseguir mi objetivo!"
Y ¿cómo valoras tus logros? "no es para tanto", "ha sido suerte", "¡qué orgulloso estoy!", "se nota que me lo he preparado"
Las palabras tienen poder. Las palabras se convierten en hechos. Las palabras se convierten en tu realidad, en tu día a día. Y, en el día a día de nuestros hijos....Y, esto no es magia.... Es neurociencia. El diálogo interno, los pensamientos modifican nuestro cerebro. Se producen cambios en las conexiones neuronales. Esto es lo que se conoce como neuroplasticidad cerebral: la capacidad del cerebro de cambiar como consecuencia de estímulos externos (todo lo que llega a través de nuestros sentidos) y/o internos (pensamientos). Y, aquí radica nuestro poder. El poder que tenemos como arquitectos de nuestro propio cerebro. Sólo depende de nosotros elegir bien nuestros pensamientos. Y los pensamientos, son las palabras de nuestra mente. Depende de nosotros elegir bien las palabras. Las palabras que elegimos nos cambian  y nos hacer ver el mundo de forma diferente.
¡¡¡Es una habilidad entrenable!!!  
¡Tú puedes elegir las palabras que te dices a tí mismo! ¡Elige las bonitas!

" Si cuidas del lenguaje, el lenguaje cuidará de ti" 
Luis Castellanos.


- Si tendemos a tener un autodiálogo pesimista, quejicoso, negativo...¿Cómo nos vamos a sentir? ¿Y, cómo se van a sentir los que nos rodean? ¿A qué cosas les vamos a prestar nuestra atención? ¿En qué cosas nos vamos a fijar?
- Si tendemos a tener un autodiálogo exigente, rígido, controlador, castigador, juzgador.... ¿Cómo nos vamos a sentir? ¿Y, cómo se van a sentir los que nos rodean? ¿A qué cosas les vamos a prestar atención? ¿En qué cosas nos vamos a fijar?
- Si tendemos a tener un autodiálogo optimista, alegre, flexible, positivo, de aceptación, amoroso .... ¿Cómo nos vamos a sentir? ¿Y, cómo se van a sentir los que nos rodean? ¿A qué cosas les vamos a prestar atención? ¿En qué cosas nos vamos a fijar?


¿Y de dónde viene nuestro autodiálogo? ¿Por qué nos hablamos como nos hablamos? 
Generalmente viene de nuestra infancia, de cómo nos han hablado nuestras figuras de apego. Depende de si su lenguaje fue más tipo criticón, viendo sobre todo los comportamientos inadecuados y las debilidades, o culpabilizador, o más bien amoroso, reconfortante, buscando el lado positivo de las cosas, viendo aprendizaje en los errores y oportunidades en los problemas....
¿Cómo nos hablaban nuestros padres? ¿Reconoces a papá o a mamá en partes de tu autodiálogo?

¿Cuál es la función de esta voz interior?
Realmente tiene una función protectora.
Por ejemplo, en la historia de Mafalda, realmente es muy positiva porque fomenta el valor de la honestidad.
Incluso, cuando la voz es muy autocrítica, también su intención es de protección. Busca que no repitamos el error, que cambiemos, que hagamos algo para repararlo y para no repetirlo. La intención es buena. Pero la forma, puede ser muy dañina....  De allí la importancia de ir, poco a poco, poniendo atención y conciencia a nuestro lenguaje, a las palabras que usamos, a cómo nos hablamos... y valorar si pueden o no ser dañinas para nosotros y/o los demás.

 Y ¿cómo hablamos a nuestros hijos?
Porque así se hablarán a ellos mismos a medida que se hagan mayores. Y, no tan mayores.... ¿Qué se dicen nuestros niños cuando se enfrentan a los exámenes? ¿Qué se dicen cuando se sientan a estudiar? ¿O cuando se enfrentan a algún reto, a algún problema, a algo novedoso....?
"No puedo", "La profe me tiene manía", " Siempre suspendo esta asignatura", "No soy bueno en esto", "Qué aburrimiento", "Esto no es para mí", "tengo miedo" ..... 
"Voy a intentarlo", "No pierdo nada probando", "Seguro que aunque fracase, algo aprenderé", "buscaré el lado positivo a este tostón que me toca estudiar" ....
Ayudarles a ser concientes de esa voz interior les da poder. No se trata de luchar contra ella. Se trata de conocerla. Es una parte nuestra. De aceptarla, incluso de quererla.... Y, de hacer STOP....
¡El milagro del STOP! Stop para no dejarnos guiar por ella. STOP para elegir con qué voz quiero hablarme, qué palabras y qué tono quiero usar.
"Adiós, voz interior automática. Sé que estás aquí para ayudarme pero a partir de ahora voy a usar otra voz. Hola, voz interior conciente"  
Y, empezar así, a poner conciencia a las palabras que usamos para hablarnos. Empezar a "HABITAR" las palabras, como dice Luis Castellanos en su magnífico libro, "La ciencia del lenguaje positivo" (libro del cual hablaré en otro post, ya que me parece un gran descubrimiento)






Comparto un maravilloso vídeo que explica muy claramente este juego de voces internas y cómo gestionarlas:
Compasión hacia las voces interiores

¿Por dónde empezar? ¿Cómo trabajar con nuestra voz interior? ¿Y cómo ayudar a nuestros niños a poner conciencia en ella? 
- Ejercicios de práctica formal de mindfulness.
Realizar meditaciones guiadas (o sin guiar) a diario. Se trata de dedicar un tiempo en silencio para contactar con nuestro mundo interior y nuestro autodiálogo. ¿Cómo nos hemos hablado a lo largo del día? ¿Qué voz ha predominado?
Esta práctica formal nos ayuda a llevar todo este aprendizaje a nuestro día a día y a poner cada vez más atención a nuestro autodiálogo y ser así cada vez mas eficaces en el STOP.
Como nuestros niños aprenden por imitación y la voz interna, el autodiálogo es contagioso, este tipo de ejercicios no solo nos beneficia a nosotros como adultos sino también a nuestros niños. 
Comparto un audio de meditación guiada: "Prestando atención a mi autodiálogo"


- Habitando las palabras durante mi día a día (Inspirado en el libro anteriormente descrito de Luis Castellanos):
Se trata de hacernos a diario de hacernos una serie de preguntas para conseguir cambiar poco a poco nuestro vocabulario y usar cada vez mas palabras positivas.
Al levantarte, ¿Qué palabras te dices por las mañanas al levantarte?
Durante el día, toma conciencia de cuáles son las palabras que te limitan // que te abren el corazón y la mente
Al acostarte, realiza un resumen de tu día usando 6 palabras positivas

- Con los niños a través del juego: El Diccionario de palabras positivas
Este juego viene explicado en el libro del que os he hablado antes, "La ciencia del lenguaje positivo" y, dada su importancia, lo voy a usar en el próximo Reto Mindfulness en Familia. Se trata de realizar, sólo o en familia, un diccionario de palabras positivas que iremos usando en los sucesivos días. De esta forma, iremos ampliando nuestro vocabulario a través de palabras que generan emociones positivas...
Escribimos la palabra, su definición y la experiencia que nos ha hecho sentir la palabra. Según la edad del niño, usaremos escritura o dibujos.

Por ejemplo: 
Proactividad: 
Definición: decidir en cada momento lo que quiero hacer y cómo lo voy a hacer. 
Experiencia. Esta mañana, al despertarme he tomado la decisión de "habitar" las palabras que voy a usar para hablarme a mí y a los demás.

Explicaré con más detalle y profundidad este juego en el próximo post del Reto Mindfulness en familia.



Comentarios

  1. Muy buen tema, gracias por compartirlo.

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  2. Hola Inés, este post me viene como anillo al dedo, para darme cuenta q arrastró la forma de hablar de mi madre, y que esa misma sin ser consciente es la q utilizo cada día...cuanto de verdad en cada párrafo. Necesito cambiarlo por mi y sobre todo por ellos. Gracias por tu gran labor, por compartir y enseñarnos a aprender a conocernos cada día un poquito más. Aunque no participó demasiado, te sigo todas las semanas sin falta. Un abrazo.

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    1. ¡Qué interesante tu observación! ¡Qué magnífico primer paso hacia el cambio!
      Gracias por compartirlo!
      Un abrazo,
      Inés

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  3. Hola Ines.
    ¿ la voz interior tiene que ver con el subconsciente? ( yo le llamo inconsciente de forma cariñosa). Personalmente he avanzado mucho en este tema, pero al leer este post me doy cuenta que me queda un largo camino. Estoy saliendo de la "zona de confor" y es duro, durísimo lidiar con los contrastes. No son solo palabras, están ligadas a acciones, emociones. Pero bueno, merece la pena. Y el resultado lo veré en mi hijo.
    Un abrazo,
    Inma

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    1. Sí, nuestra voz interior tiene mucho que ver con nuestro inconsciente, con cómo nos han ido hablando desde pequeños. Son huellas en nuestro cerebro, que con conciencia, observación, paciencia y mucha compasion hacia uno mismo, pueden ir cambiando. ¡Gracias por tu participacion activa en el blog!
      Un abrazo
      Inés

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