ESCUELA DE PADRES ON LINE, EDUCAR CON CORAZÓN Y CON CEREBRO (Educación emocional, Neuropsicoeducación y Mindfulness)

"No son los hechos, sino lo que pensamos de los hechos lo que nos hace felices o infelices"
¡¡Esta frase resume nuestro poder como seres humanos!!
El que seamos felices o infelices no depende de las circunstancias externas que nos rodean, sino, que sólo depende de nuestra mente; de cómo interprete nuestra mente esas circunstancias externas, de nuestros pensamientos y creencias.
¡Somos muy poderosos!¡Está en nuestras manos!

¿Cuál es la realidad?¿Los hechos o la interpretación que hacemos de los hechos?¿Son los pensamientos, la realidad?
Los hechos están, no se pueden cambiar (una enfermedad, un despido, una pérdida, un problema..).
Cada uno de nosotros interpreta esa realidad, esos hechos.

Y, la prueba está en que, según a quien le ocurra el mismo hecho, lo interpreta de distinta manera. Una mala mirada puede ser interpretada como "nadie me quiere, no tengo amigos" o como "qué mal día debe estar teniendo, el pobre, para estar tan enfadado con el mundo". Y según cómo interpretamos la situación, así nos sentimos y así actuamos. En el primer caso, sentiremos tristeza, desesperanza, impotencia, lo que podría llevarnos a aislarnos aún más. En el segundo caso, en cambio, podemos sentir compasión hacia el otro, lo que nos llevará a comprender, incluso perdonar su mala mirada.
La secuencia es esta:
REALIDAD - PENSAMIENTO, INTERPRETACIÓN - SENTIMIENTO- ACCIÓN
No son las circunstancias las que generan nuestro estado emocional; son los pensamientos los que generan nuestros sentimientos. Y ¿de quién depende interpretarlo de una manera o de otra? Única y exclusivamente de cada uno de nosotros. Y aquí es donde reside nuestro poder: decidir libremente cómo interpretar aquello que nos ocurre para sufrir lo menos posible. 


¿Cómo trabajar con los pensamientos? 
Tapamos la realidad con todos nuestros pensamientos e interpretaciones. No nos relacionamos con la realidad sino con los pensamientos que la mente genera acerca de la realidad

Estamos constantemente hablándonos a nosotros mismos. Es lo que se llama el diálogo interno o autodiálogo. El autodiálogo representa el 90% de la comunicación que tenemos los seres humanos, sólo el 10% lo tenemos con la gente de fuera. A la vez que van sucediendo cosas o que estamos escuchando a alguien hablar, nos estamos "comentando" la jugada con 2 características:
- La clasificamos en "me gusta" (me acercaré), "no me gusta" (me alejaré, lo rechazaré, me defenderé), o en "neutro, indiferente" (lo ignoraré). Permanentemente estamos evaluando, clasificando la realidad.
- Realizamos comparaciones con situaciones pasadas (añoranza, tristeza, indefensión aprendida) o imaginamos futuros posibles (ansiedad, estrés..)

Nuestro cerebro viene programado de serie para ver peligros y amenazas por todos los lados y para reaccionar a esos peligros de forma automática, sin casi pensar (puesto que su principal función es sobrevivir) . Por ese motivo, nuestra mente viene con un "sesgo negativo" que nos hace interpretar la realidad de forma pesimista, negativa, con miedos....Rick Hanson explica este concepto con una metáfora muy significativa: "el cerebro es como velcro para las experiencias negativas y teflón para las positivas"
Es importante adiestrar nuestra mente. Enseñarla a interpretar, a pensar de forma que nos genere más felicidad. Una mente cuyo objetivo principal no sea garantizar la supervivencia, sino ser feliz. Para ello necesitamos ir al gimnasio de la mente, necesitamos esfuerzo, fuerza de voluntad, disciplina, paciencia y mucha, mucha amabilidad y comprensión hacia nosotros mismos.



¿Por dónde empezar? Trabajar con los pensamientos es la clave.
1. Los pensamientos son INEVITABLES. Nuestra mente genera pensamientos constantemente y esta actividad mental está fuera de nuestro control.
2. Los pensamientos no tienen vida propia. Son TRANSITORIOS ¡¡Se alimentan de nuestra atención!! Cuando aparecen los pensamientos, tenemos la capacidad de observarlos con aceptación (tanto los que nos gustan como los que no) y decidir libremente si alimentarlos o dejarlos pasar llevando la atención a otro lugar. Es verdad que tienen mucha inercia y que podemos quedar fácilmente atrapados por ellos a través de la rumiación.. Numerosos estudios demuestran que los pensamientos obsesivos o la rumiación mantienen o empeoran la tristeza, destruyen la motivación, obstaculizan las funciones ejecutivas, producen mayor sufrimiento.
 3. NO SOMOS NUESTROS PENSAMIENTOS, somos aquellos que observan estos pensamientos.Es importante no identificarnos con ellos. Tomar distancia. Convertirnos en observadores distantes, en testigos imparciales.
4. Los pensamientos NO SON LA REALIDAD. Confundimos pensamiento con realidad. Son solo pensamientos, interpretaciones de un hecho objetivo pero podemos estar equivocados.
5. Audio meditación guiada:"Aprendiendo a relacionarme con mis pensamientos"

¿Y si este poder se lo enseñamos a los niños desde pequeños? ¿Y si les ayudamos a relacionarse con los pensamientos de otra manera y  a interpretar los hechos de forma que no sufran tanto? ¿Cómo hacerlo?
Debemos enseñar a nuestros niños a configurar dentro de ellos una idea de la realidad con muchos caminos, con muchas posibilidades. No sólo hay una interpretación, sino que hay muchas e interesa elegir aquella que nos produzca mas felicidad.

Un juego divertido que permite entender y poner en práctica fácilmente este concepto es el de la tarta. Ante una situación conflictiva, un problema, algo que produzca sufrimiento a nuestros niños, dibujamos una tarta con muchas porciones y entre varios, rellenamos cada porción con diferentes opciones de interpretar lo sucedido. Una vez la tarta rellena de posibilidades, se trata de elegir la porción que nos lleve a ser más felices.
Por ejemplo, un niño se burla en el patio.¿Cómo interpretar esta situación?
- No le caigo bien a ese niño.
- El niño está enfadado o triste por algún motivo que desconocemos y por eso se burla de la gente. No es algo personal.
- Es su forma de hacerse protagonista entre su grupo de amigos.
¿Cuál de estas opciones nos hace sentir mejor?
¿Y de quien depende elegir una u otra?
No podemos cambiar lo que ya ha ocurrido. Ese poder no lo tenemos. No está en nuestras manos. Pero, sí podemos cambiar la forma de interpretar lo ocurrido para así provocar en nosotros unos sentimientos más positivos, un estado de ánimo más proactivo. Este poder sí lo tenemos.

Otro juego que permite interiorizar este concepto es el de la Rayuela de los pensamientos. Dibujamos en el suelo o en cartulinas una rayuela. Al entrar el niño en el primer cuadrado, debe contar los hechos de forma descriptiva, objetiva, sin interpretaciones. En el segundo cuadrado, pone nombre a la emoción que siente (tristeza, enfado, ira, envidia, celos, odio, miedo... ¡Todo vale!). En el tercero, comparte su diálogo interno, sus pensamientos, cómo interpreta aquello que le ha ocurrido. En el cuarto cuadrado, describe cómo se siente, qué sentimientos aparecen al interpretar lo ocurrido de la manera que él ha elegido. Y, en el último cuadrado, reflexiona respecto a qué tipo de conducta le lleva a tener aquellos sentimientos que él mismo ha generado en el anterior cuadrado.
En caso de que la interpretación del suceso de lugar a sentimientos y conductas desagradables, de dolor, de sufrimiento, deberá volver al tercer cuadrado y buscar otros tipos de diálogos internos que le lleven a sentirse mejor. En esta fase, los demás le podemos ayudar a buscar, de forma creativa, pensamientos alternativos.

Con estos juegos, ayudamos a nuestros niños a tomar conciencia de la existencia y de la importancia de su diálogo interno. De ellos, y solamente de ellos depende la CALIDAD de sus pensamientos. Y, dependiendo de la calidad de éstos, va a ser cómo se van a sentir.
El primer paso es que se vayan dando cuenta, poco a poco, de cómo se narran todas aquellas cosas que les van sucediendo. Si tienden a tener un dialogo mas bien pesimista u optimista. Y, darse cuenta, del daño que se pueden hacer a ellos mismos, según qué tipo de pensamientos alimenten con su atención. No se trata de rechazar ningún pensamiento, ni de sentirse mal por tener pensamientos "desagradables". Somos seres humanos y pensamos de TODO y todo vale, y todo está bien! Se trata, más bien, de que se vayan dando cuenta de las consecuencias en ellos de según qué tipo de pensamiento y del poder que tienen de cara a elegir entre 2 opciones.
-1. mantener vivo ese pensamiento (a través de la rumiación) o, por el contrario,
- 2. dejarlo ir (reconocer el pensamiento recurrente, hacer STOP,  tomar distancia y llevar la atención a otro pensamiento).
Mafalda ya lo sabía.....


Es una habilidad que todos tenemos y que se puede entrenar, día tras día, momento tras momento. 

Y no nos olvidemos que somos espejos para nuestros hijos... Aprenden por imitación... El trabajo empieza por nosotros, los adultos...
¿Cuál es nuestro diálogo interno? Si en un momento dado nos sentimos abrumados por alguna emoción difícil, es interesante ir a la raíz ¿cuál está siento nuestro autodiálogo? 
¿Cómo nos relacionamos con nuestros pensamientos?
¿Cómo tendemos a interpretar los hechos que nos ocurren? ¿Vemos problemas o vemos oportunidades de aprendizaje? ¿Vemos el lado negativo o buscamos un pequeño ápice de luz? 
















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