ESCUELA DE PADRES ON LINE. EDUCAR CON CORAZÓN Y CON CEREBRO.
NIÑA LAVANDO EL PORTÁTIL.

En primer lugar, agradecer DE CORAZÓN todos vuestros comentarios. Comentarios humanos, sinceros y con muy buenos consejos!! GRACIAS!!

¿Por qué este vídeo?

1º Para apreciar la transitoriedad de las emociones.

Al principio del vídeo, la madre mira a su hija con una ternura infinita, y, en ese momento, está sintiendo amor, alegría, satisfacción, orgullo...
Un minuto después, en cuanto ve el portátil........... todas esas emociones son sustituidas por emociones de ira, enfado, confusión, miedo...

Las emociones son impermanentes, vienen y van....





Y, esta idea, es importante porque ayuda como herramienta de gestión emocional. Cuando una emoción intensa se apodere de nosotros o de nuestros hijos, debemos repetirnos "Esto también pasará. Ahora estoy enfadado y mataría a mi hija pero esto, que siento ahora mismo, también pasará". Esta frase, utilizada en ese momento de gran enfado, permite hacer STOP y coger distancia de lo que está aconteciendo. No reduce el enfado ni el dolor físico que éste produce pero sí permite volver a coger el control de la situación y no dejarte llevar por el primer impulso.

Comparto un precioso poema escrito por Rumi, La casa de huéspedes, que describe a la perfección la transitoriedad de las emociones:
Ser humano es como estar en una casa de huéspedes
Cada mañana una nueva llegada.
Una alegría, una depresión, una maldad,
algunas percepciones momentáneas, que aparecen como visitantes inesperados.
Dale la bienvenida y atiéndelos a todos ellos,
incluso si llega un grupo de lamentos
que barren violentamente tu casa y vacían los muebles.
Aún así, haz los debidos honores a cada invitado.
Quizá te esté enseñando algo para tu regocijo.
El pensamiento oscuro, la vergüenza, la malicia,
sal a buscarlos a la puerta riendo, e invítalos a entrar.
Estate agradecido a quien quiera que venga,
porque cada uno ha sido enviado como un guía del más allá

2º Para trabajar nuestra reactividad emocional. 

En los talleres con los niños, cuando les explicaba el juego del semáforo (en rojo, STOP; en ámbar, respirar; en verde, actuar) y les preguntaba: "¿vuestros papis en qué color actúan u os hablan?".
Al unísono, respondían. "¡en rojo!"

¡Qué incoherencia! ¿verdad? 



Si nosotros somos sus modelos a imitar y nosotros, les pedimos que no griten, que no peguen, que contesten bien, que actúen en verde... primero tenemos que aprender a hacerlo nosotros.
La buena noticia es que se trata de una habilidad que se puede aprender.
Eso sí, necesita mucha, mucha práctica, mucha, mucha paciencia y mucha, mucha perseverancia y mucha autocompasión para tratarnos con amabilidad cada vez que nos equivoquemos.



Una buena gestión emocional requiere de 3 pasos:
- El 1º paso es la CONCIENCIA EMOCIONAL.
En el momento en que estamos sintiendo una emoción más o menos intensa, debemos ser conscientes de que la estamos sintiendo.
Normalmente nos hacemos conscientes de ella cuando ya hemos actuado bajo el primer impulso....
Para esto, es necesario volver a entrar en contacto con nuestro cuerpo para sentir en el cuerpo las señales que nos mandan cada una de las emociones. A mí por ejemplo, el enfado me produce un nudo en el estómago. Si somos capaces de reconocer esa señal física en el cuerpo, podremos hacer STOP antes de que sea demasiado tarde.
Esto requiere práctica. Se trata de tener la intención de poner atención a lo que sentimos en cada momento.Y una buena manera de empezar es preguntarnos en distintos momentos del día ¿Cómo me siento? ¿qué siento en el cuerpo? E ir haciendo así un registro emocional del día. Al principio, normalmente, no sentimos mucho y este juego nos parece absurdo... Pero, poco a poco, veréis la cantidad de información que empieza a aparecer....

- El 2º paso es el STOP. 

Una vez que ya sé lo que siento, hacer STOP, siempre STOP.
STOP a nuestras palabras (todo lo que podamos decir en ese momento solo podrá ser dañino e innecesario) y a nuestras conductas.

Y, ¿por qué siempre STOP?
Porque somos seres humanos y nuestro cerebro viene programado para sobrevivir, no para ser feliz (esto último hay que currárselo...)
¿Qué quiere decir esto? Cada vez que nuestro cerebro detecta una amenaza de cualquier tipo (alguien que nos habla mal y nos sentimos atacados u ofendidos, alguien que trata mal algo que es nuestro, sentirse tratado injustamente, cuando el otro no responde según nuestras expectativas, etc...) se pone en modo ALARMA
¿Y qué ocurre cuando nuestro cerebro está en modo alarma?
- En este modo, ya no podemos pensar. La parte emocional de nuestro cerebro "secuestra", anula nuestra parte mas humana, mas racional, lo que nos impide pensar, sopesar, reflexionar, anticipar.
-Y en este modo, se pone en marcha una reacción en el cuerpo que da lugar a una conducta de tipo LUCHA-HUIDA-BLOQUEO.

¿Os suenan estas reacciones en vosotros y en vuestros hijos? Ante un examen, ante alguien que nos ofende, ante nuestro hijo que no para de llorar, o que no nos hace caso.... Una rabieta, no es, ni más ni menos que un niño enfadado con un cerebro en modo alarma.

Es por este motivo que los seres humanos actuamos generalmente en ROJO, ante el primer impulso. Nuestro cerebro viene programado para hacerlo así.
Por lo tanto, NO SOMOS CULPABLES, PERO SÍ RESPONSABLES!!
Somos responsables en tanto que podemos educar nuestro cerebro de tal forma que no reaccione ante el primer impulso y crear un espacio de tiempo entre el estímulo y la respuesta, un espacio que nos permite reflexionar y ponderar la respuesta más adecuada.

Y, este espacio es el STOP. Y, este espacio hay que ir creándolo con práctica y perseverancia. Nosotros y debemos enseñarselo a nuestro niños.
Cada uno debe ir viendo qué es lo que necesita en ese momento de alta intensidad, para volver al equilibrio. Puede ser escuchar música, puede ser irse a otra habitación, puede ser respirar, puede ser dejar pasar el tiempo (recordar la transitoriedad de las emociones), puede ser hacer algo de ejercicio, pintar, mover el bote de la calma......
Para saber cuál es el que nos va bien, hay que ir probándolos.
Lo mejor es tener varios, porque no siempre valen los mismos....

- El 3º paso es ACTUAR.
Actuar desde la calma, desde la vuelta a nuestro equilibrio. Y, no, desde la emoción.

Aquí es donde la empatía y la compasión por nuestra parte, es importante.
Ponerse en el lugar del otro para entender por qué ha hecho lo que ha hecho. Nuestros niños no hacen las cosas por maldad ni para fastidiar. Nuestros niños actúan para satisfacer alguna necesidad, y, muchas veces, hacen cosas por desconocer las consecuencias de aquello que están haciendo. ¡Están aprendiendo! Y, en el proceso del aprendizaje, entra el error. Gracias a todas las equivocaciones, aprendemos.

Y, aquí es donde, también, los límites y las consecuencias son importantes.
En este vídeo falta saber si esa niña ya había sido, o no, avisada con antelación, de lo peligroso que es mojar el portátil y de las consecuencias de esa conducta.
Si nunca ha sido avisada, sólo nos queda empatizar con ella y desde la tranquilidad, amor y bondad, explicarle que eso no se debe hacer.
Si, en cambio, ya ha sido avisada con antelación, entonces, se cumplirán las consecuencias (puede ser secar el portátil con secador, ahorrar para ayudar en la compra de otro...) pactadas. No se trata de castigar, ni de hacer sentir mal y remal al niño. NO. Recuerda, gracias al STOP,  ya no estamos bajo la influencia de la emoción. Se trata de actuar en consecuencia desde la calma, el respeto y el amor y sin hacer daño a ese cerebro en plena formación.
Y, sin olvidar que tenemos que enseñar a nuestros niños que es perfectamente normal equivocarse y que todo acto tiene consecuencias de las que son responsables.


Comparto un vídeo precioso, un vídeo que explica a la perfección esos 2 extremos emocionales tan intensos de la maternidad y que usa la respiración como herramienta para gestionar tanta emoción:
Cuando ya no puedas mas, RESPIRA








Comentarios

  1. Hola Ines.
    Me encanta el poema. Y que buena lección nos dan nuestros pequeños al decir que siempre nos comunicamos con ellos en "rojo".
    Por suerte o por desgracia (como diría mi madre), todos los días tenemos la oportunidad de practicar y mejorar con nuestras emociones. Ayer, yo quería hacer algo y el me impedía el paso, quería ir conmigo pero era imposible. Después de explicarle el motivo del "no" me puse seria y me fui "al rojo" por otra puerta..a respirar, (fase de lis gritos superada). Mi hijo de 4 años dijo a su padre. - papa, ha ocurrido algo muy extraño, mama estaba contenta y ahora no me quiere. Hablé por la noche con él, le conté como me sentía ayudada del cuento del monstruo de los colores y el me habló espontáneamente de como se había sentido en otro momento del día. Merecio la pena salir a respirar, pensando que esa ira que sentia, (queria romper algo, gritar, patalear)..todo era temporal, y así fue.
    Un saludo.
    Inma

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al leerte, me emociono! GRACIAS!
      Has experimentando la impermanencia de nuestras emociones y lo importante y gratificante que resulta no dejarse arrastrar por el primer impulso.
      De corazón, gracias por compartirlo en el blog!
      Un saludo,
      Inés

      Eliminar
  2. Hola, y gracias, hace tiempo que buscaba este rincón en Internet y por fin lo he encontrado. Voy a navegar y a refrescar conocimientos pasados ya no sólo como maestra, sino como madre. Voy a emocionarme...empezaré con este curso. ��

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡Muchas gracias por tu comentario!!
      Espero que te resulta útil!
      Un saludo,
      Inés

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares